El hamito-semítico comprende las lenguas:
a) Lenguas semíticas.
b) El egipcio.
c) El libio-bereber.
d) El cushita.
El término semítico se adoptó a fines del siglo XVIII. Los pueblos que hablaban lenguas semíticas están comprendidos en la descendencia de Sem (Génesis X).
El término Camítico se aplica a los descendientes de Ham.
El término Cushita se aplica a los hijos de Cam.
La división corriente admitida para el semítico es:
El acadio es originariamente la lengua de los semitas que ocuparon un país en el cual había florecido durante largo tiempo la lengua y la civilización súmeras. El súmero subsistió durante la dominación acádica, sobre todo como lengua religiosa, literaria y oficial, pero debió ceder el papel principal al acadio, que tuvo una larga vida como lengua de civilización de imperios poderosos.
El término acadio tiene ahora una significación fija: Designa a los semitas y a los dialectos semíticos del dominio que acabamos de definir. Pero desgraciadamente, cuando se comenzó a estudiar el súmero, se le dió también inicialmente el nombre de acadio. Los asiriólogos nunca utilizan el nombre "caldeo" para designar un dialecto acadio; pero ese nombre se aplica a los hechos de civilización y de la historia acadia meridional (arte caldeo, imperio neobabilónico o caldeo).
La rica literatura del período de akkad (poemas mitológicos y épicos, textos jurídicos) se ha conservado hasta nuestros días en materiales duros: Inscripciones monumentales en estatuas, libros y cartas escritas en ladrillos (cocidos una vez de hecha la inscripción). Los documentos más antiguos corresponden al "acadio antiguo".
Después de erigida Babilonia como capital (comienzos del segundo milenio), aparece el babilónico antiguo, pero que conserva la declinación nóminal de tres casos, que había caracterizado a éste. En el segundo milenio Babilonia deja de ejercer la hegemonía. Devastada a menudo, gobernada durante largos períodos por extranjeros, termina por quedar sometida a sus vecinos del norte.
Desde el -2400 aproximadamente existió un estado semítico en la región montañosa del valle del Tigris. En el transcurso del segundo milenio, surgen reyes que tienen como capital a Ashur, luego Ninive y que se manifiestan como grandes conquistadores, disputando la hegemonía del Asia anterior a poderosos vecinos. Su imperio se derrumbó definitivamente poco antes del año 600 a.C.
El más antiguo asirio, afín al antiguo babilónico (con ciertas diferencias en cuantos a las sibilantes), pero más conservador en conjunto está representado para nosotros en las tablillas capadocias hallada en Kultepe; un código importante está redactado en un asirio de época posterior. Sin embargo, las inscripciones reales están en babilónico. El asirio de la última época, conocido a través de algunas cartas, se caracteriza por la restricción del uso regular de la flexión de casos.
Por último, un nuevo imperio meridional floreció en Babilonia, desde el 626 al 539, fecha de la toma de la ciudad por Ciro. La lengua de este imperio es el neo-babilónico.
En el período de su mayor extensión, el acadio había sido empleado fuera de los límites de los imperios babilónico y asirio, sobre todo para uso diplomático. Así en el Amarna, Egipto, se encontró la correspondencia entre príncipes de Asia menor y reyes egipcios, en acadio. Se encuentran formas excéntricas del acadio, debido en parte al establecimiento de gente que hablaba el acadio en centros urbanos extranjeros, y, en parte, al uso diplomático o culto del acadio por los reyes extranjeros. Se han descubierto rasgos dialectales e influencias de substratos extranjeros tanto en la grafía como en la lengua. También encontramos documentos en acadio entre las tablillas de Boghazkoy, entre los documentos de Nuzu y en las cartas de Mari.
Después de la caída de Babilonia, el acadio comenzó a decaer. Desde el siglo IV a.C no es más que una lengua erudita y religiosa que debió de utilizarse más o menos hasta la era cristiana. El arameo la sustituyó como lengua hablada y como lengua diplomática.
El acadio fue escrito en el sistema cuneiforme que usaban los súmeros y que se aplicó a diversas lenguas del Asia Occidental. Originariamente era una notación basada en pictogramas, dibujos representativos de los objetos. Los trazos lineales esquemáticos súmeros, grabados en cursiva sobre arcilla blanda, se convirtieron en combinaciones de "cuñas", de donde se le ha dado el nombre de cuneiforme. Los caracteres cuneiformes fueron empleados poco a poco por los súmeros como signos silábicos a la vez que como ideogramas (así la estrella que se leía "ana", "cielo", era también la sílaba "an").
Los acadios conservaron el valor de los ideogramas, pero los leían en semítico, y por otra parte mantuvieron valores silábicos súmeros. Así la estrella se leían "ana "(cielo), ilu (dios) y an.
Además las palabras semíticas pueden a su vez suministrar valores silábicos. Así, un signo que representa una mano - que tenía en súmero el valor "su" se lee katu (mano), y como sílaba kat o su.
Las sílabas representadas tienen toda clase de formas: así, a, na, ab, nab. Una sílaba de tres elementos como nab puede a veces na-ab o también na -a- ab (para representar una a larga).
Si bien la escritura cuneiforme tiene la ventaja de representar las vocales y no solamente el esqueleto consonántico de las palabras, tiene, en cambio, el inconveniente de una enorme complicación. Para leer un texto acadio es necesario conocer por los menos 300 signos, la mayor parte de los cuales tienen numerosos valores, con variación de formas según las épocas y los lugares. Los caracteres cuneiformes están separados. Se leen, en general, horizontalmente de izquierda a derecha, pero antiguamente de arriba hacia abajo, y las columnas de derecha a izquierda.
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Paola Raffetta |