El objeto de esta investigación se basa en la vida y obra del poeta armenio Eghishé Charénts, considerado uno de los poetas más destacados de la Moderna Poesía Armenia.
Eghishé Charénts (Soghomonián) nació en Kars en 1897, cuando la antigua ciudad-fortaleza armenia se encontraba en los territorios de la Armenia bajo dominio de Rusia. Para finales del siglo xix el antagonismo ruso-otomano que demarcó circunstancias políticas, culturales y sociales diferentes entre la Armenia Occidental bajo dominio de un imperio islámico y la Armenia Oriental bajo la dinastía de los Romanov, presentaba en el panorama político, social y cultural del pueblo armenio una cuestión en común: la Cuestión Armenia. El paulatino despertar de la conciencia nacional como una identidad más allá de la identidad religiosa de la comunidad, dio impulso a la Cuestión Armenia con la incorporación de elementos seculares principalmente en la educación y en la literatura vernáculas, con vistas a la liberación del pueblo de la opresión y el sometimiento. Este despertar fue impulsado principalmente por el surgimiento de una nueva intelectualidad que se enfrentó a los sectores conservadores de la población armenia, liderando las demandas del armenio común. La formación de los partidos políticos armenios llevó a la Cuestión Armenia al escenario internacional.
Cuando Eghishé Charénts publicó sus primeros poemas (1912) la Cuestión Armenia se encontraba en el ojo del huracán. En la realidad otomana, la atmósfera de optimismo que se había instaurado con Revolución de los Jóvenes Turcos (1908) había comenzado a mostrar indicios de su verdadero material de composición: la ideología del panturanismo. En la Armenia Oriental comenzaba a oírse -aunque todavía lejano- el canto revolucionario que entonaban en el norte. Sin embargo, todo parecía calmo. Entonces, estalló la Primera Guerra Mundial (1914) y la Cuestión Armenia fue violentamente arrojada a la encrucijada de la historia. Más de 1.500.00 armenios masacrados, miles de refugiados, Armenia Occidental extirpada del mapa, Armenia Oriental abandonada a su suerte, desilusiones diplomáticas, dispersión, indiferencia. De pronto, una aurora roja despuntó en el cielo del Cáucaso. Un joven poeta salió a su encuentro.
La intensa labor literaria de Charénts lo llevó a experimentar las diversas corrientes literarias de su época. En un primer momento, arrebato juvenil, no dudó en rechazar el pasado de la historia de su pueblo y de su literatura por considerarlo un freno para el pleno desarrollo de una nueva época encabezada por el canto de la revolución. Su mirada estaba puesta en el futuro al que estaba dispuesto a conquistar. Años de experimentación y su contacto con el mundo exterior, más allá de las fronteras de la realidad soviética, lo hicieron retornar sobre sus pasos. Reconociendo sus propios errores y reivindicando ciertos valores de su pasado cultural, Charénts descubrió finalmente su camino. Desde entonces, volcó con más fuerza en su obra la profundidad de sus pensamientos. Y ese fue el principio de su fin. Jamás dudó en callar sus palabras, no se entregó a sus miedos internos, más bien los arrojó intempestuosamente en versos para hacer partícipe al mundo de su misión.
Charénts murió víctima de las purgas stalinistas de 1936-1937. No fue el único. Tampoco fue el único en ser perseguido una vez desaparecido. Hasta 1954 su labor y sus obras fueron confinadas al silencio, a ese silencio que al ser impuesto no produce olvido, sino, en todo caso, despierta sentimientos contrapuestos en una atmósfera "controlada" a partir del terror. Sin embargo, la semilla que el poeta entregó al mundo, a las generaciones futuras, comenzó a germinar en la oscuridad.
Ante la experiencia de realizar un estudio sobre un escritor armenio nos hemos encontrado con algunos puntos que condicionaron de alguna manera nuestra investigación. En primer lugar, en líneas generales, la literatura armenia no ha sido prácticamente abordada fuera del ámbito académico armenio, nos referimos tanto al ámbito de la Armenia propiamente dicha, (tanto en la época soviética como en su época actual de República independiente) como al de la diáspora armenia. En segundo lugar, hemos constatado el escaso número de publicaciones originales en castellano sobre literatura armenia y de trabajos de traducciones, tanto de obras como de estudios publicados en Armenia.
A estos puntos debemos agregarles uno de índole personal: Mi aún pobre conocimiento de la lengua armenia no me ha privado de leer a Charénts en su lengua original pero no me ha permitido consultar fuentes científicas armenias. Trabajar sobre un escritor determinado sin poder consultar las fuentes en su lengua original plantea una "desventaja técnica" que merece ser debidamente aclarada. Afortunadamente, mi director de investigación, el profesor Vartán Matiossián no sólo es un ávido conocer del idioma armenio sino que es un verdadero erudito en temas armenios y literarios. Además, ha publicado el único libro de traducciones de poesías de Charénts editado en castellano. Gracias a su inagotable ayuda he logrado reunir prácticamente todo el material publicado sobre Charénts en inglés, francés y portugués. Desde ya que es una gran barrera trabajar a partir de traducciones, pero pese a ello ambos estuvimos de acuerdo en que el trabajo podía tener validez debido a la inexistencia de algún tipo de trabajo original sobre Charénts en castellano. Con infinita paciencia y entera dedicación, el profesor Matiossián también se ofreció a traducir directamente del armenio algunos versos de Charénts que han sido incluidos en el desarrollo de esta investigación, y ha cotejado con la fuente original todas las traducciones que he utilizado, enriqueciendo ampliamente el desarrollo de este trabajo.
Habiendo planteado las limitaciones "técnicas" de nuestra investigación establecimos que no intentaríamos una crítica literaria de la obra de Charénts. Partiendo de las traducciones literarias del autor que hemos podido consultar, entre las que incluimos no solo a su obra poética sino también a su novela, cartas, extractos de su diario personal y conferencias, y luego de haber consultado obras y artículos específicos sobre el poeta armenio, tanto en inglés, como en francés y portugués hemos elegido como línea teórica de este trabajo al contexto histórico cultural en el que le tocó vivir. Con respecto al tema histórico, hemos consultamos tanto obras generales como específicas, incluyendo artículos de revistas especializadas en temas armenios. En algunos casos también trabajamos con documentos de archivo de la época, en especial en relación con el Genocidio Armenio y los tratados internacionales en los que se refirió a la Cuestión Armenia. A modo de esclarecer la exposición, incorporamos un apéndice con mapas. Con respecto al tema literario, aplicamos el mismo criterio que en el tema histórico. Apelando a obras generales y específicas, procuramos presentar a modo de reseña las principales corrientes y expositores que formaron parte del contexto literario del que Charents se nutrió y pasó a formar parte.
Habiendo encontrado una íntima relación entre la vida y obra de Eghishé Charénts y el contexto político-social-cultural, nos proponemos como tema de investigación el del poeta mártir. Para ello, en primer lugar presentamos una definición del concepto de mártir y en qué sentido lo abordaremos. En segundo lugar, determinaremos cuáles serán los aspectos de la obra poética de Eghishé Charénts que analizaremos para desarrollar el tema.
En la antigüedad el término mártir se asociaba con el de testigo, aquel que testimonia un hecho del que tiene conocimiento a partir de la observación personal.
Tal vez algunos hermanos, que desconocen la lengua griega, ignoran cómo se dice en griego testigos, siendo como es nombre usado y venerado por todos. Porque lo que en latín decimos "testes" se dice en griego "martyres".1
En este sentido fue recogido por la primera literatura cristiana: los doce apóstoles (enviados) fueron testigos de todo lo que habían observado en la vida pública de Cristo y de todo lo que les enseñó. Paulatinamente, el término fue adquiriendo otra dimensión. Los Apóstoles no eran "cualquier" testigo; éstos pusieron en riesgo sus vidas al no renegar de sus testimonios.
La principal fuerza de persecución contra los primeros cristianos fue decretada por los emperadores romanos desde los tiempos de Nerón hasta el Edicto de Milán (313). En esa época se fue produciendo la transición del significado del término mártir en la tradición cristiana, como testigo de Cristo. Aún aquella persona que no había sido testigo directo de las palabras del Hijo de Dios, pero que estaba firmemente convencida de las verdades de la religión cristiana, y que asumía voluntariamente su muerte antes que renegar de su fe, era considerada mártir. Sin embargo, fue solo gradualmente que durante la primera época de la era cristiana el término mártir pasó a ser exclusivamente aplicado a aquellos que morían por la fe.
...¿en qué boca de cristiano no suena todos los días el nombre de los mártires? Y plega a Dios que no sea sólo nuestra boca la que lo pronuncie, sino que more igualmente ese nombre en nuestro corazón. De modo que imitemos los sufrimientos de los mártires y no los pisemos con nuestros pies... Los mártires, en efecto sufrieron todo lo que sufrieron por dar testimonio o de lo que ellos por sí mismos vieron o de lo que ellos oyeron, toda vez que su testimonio no era grato a los hombres contra quienes lo daban. Como testigos de Dios sufrieron. Quiso Dios tener por testigos los hombres, a fin de que los hombres tengan también por testigos a Dios.2
Para la doctrina tradicional el martirio es equivalente al Bautismo: "El mártir es en cierto modo bautizado en su propia sangre que derrama por Cristo y configurado a la muerte de Cristo por su muerte en testimonio de Cristo ("bautismo de sangre").3
La tradición armenia recogió el tema del martirio y del sacrificio en defensa de la fe desde los inicios de su iglesia apostólica (siglos I y II). El relato tradicional de la conversión del rey Terdat III (Tirídates, en fuentes romanas) al Cristianismo, a partir del cual Armenia se convirtió en el primer estado en proclamar al cristianismo como religión oficial (301), también encierra un episodio de martirio. Treinta y siete vírgenes cristianas que llegaron a la capital de Armenia escapándose de las persecuciones que tenían lugar en las provincias del imperio romano, fueron martirizadas por orden el rey, antes de su conversión. En el año 451 los armenios comandados por Vardán Mamikonián lucharon contra los persas sasánidas en defensa de su religión y por su autonomía. A pesar de que los armenios fueron vencidos en la llanura de Avarair, la Epopeya de Vardanank inmortalizó en la figura de Vardán Mamikonián y sus compañeros de armas caídos en batalla a los mártires de la fe: "Henos aquí listos, nuestro cuerpo todo entregado a ti; haz rápidamente lo que quieras. Sufrimientos de tu parte y entrega de la nuestra; tu espada y nuestros cuellos".4
La caída de la dinastía de los Sasánidas en el trono de Persia ante los árabes planteó una nueva amenaza para los armenios: la presencia de pueblos islámicos en sus territorios. Cuando la religión es utilizada como instrumento de poder, ya sea para la expansión territorial como para afianzar la dominación sobre pueblos sojuzgados, la tolerancia que emana de su esencia se hace un lado para dar lugar a la persecución y/o a la imposición.
Habiendo padecido y sobrevivido a siglos de invasiones y dominación de pueblos musulmanes, la religión cristiana proporcionó elementos que posibilitaron desde varios aspectos la supervivencia del pueblo armenio. El Reino de Cilicia fue el último bastión de un estado armenio independiente. Luego de su caída a manos de los mamelucos de Egipto en el 1375, los armenios perdieron su independencia y quedaron sometidos al yugo de potencias extranjeras durante más de cinco siglos. Entonces, la Iglesia Apostólica Armenia adoptó un carácter de autoridad no solo religiosa sino también política. En tanto que ésta reemplazó al Estado, el katolikós (Jefe Supremo de la iglesia) pasó a cumplir funciones de jefe nacional de la nación sustituyendo al rey. Al mismo tiempo, así como la invención del alfabeto armenio (406) contribuyó con la difusión del Cristianismo y la formación de la identidad nacional, la iglesia continuó siendo la portadora del desarrollo cultural del pueblo armenio. Sin embargo, a partir del siglo XV y XVIII, debido a problemas internos y por la relación conflictiva con la Iglesia Católica, la Iglesia Apostólica Armenia se fue alejando de las necesidades de su gente. No solo se fue haciendo mayor la brecha entre los fieles y las autoridades eclesiásticas sino que, además, aumentó la desprotección de los armenios que se encontraron sin autoridad política fuerte y sin la contención por parte de su iglesia nacional. Hacia la segunda mitad del siglo xix el surgimiento de corrientes seculares en el seno de un sector de la intelectualidad armenia brindó un nuevo sentido a la lucha por la supervivencia nacional.
Hasta entonces, las defensas tradicionales de los armenios contra los horrores sufridos a lo largo de la historia de su pueblo estaban enrraigadas en la religión cristiana. Al respecto, Leonardo Alishan en su artículo "Crucificción sin "La Cruz"5 plantea dos elementos de la filosofía cristiana sobre los que se basaron las defensas tradicionales de los armenios contra el horror de la historia: el concepto de "martirio", manifestado más claramente en los primeros siglos del cristianismo en Armenia, y el fenómeno moral de "pecado", mayormente utilizado durante el período medieval.
Alishan establece que ante la necesidad de los primeros armenios cristianos de encontrar una justificación para sus sufrimientos y persecuciones, el martirio se convirtió en un intento por escapar a la historia, colocando al hecho histórico en un contexto religioso con el fin de elevarlo por encima de éste, reinterpretándolo, y redefiniendo a la "victoria", como victoria moral, victoria definitiva según el modelo del martirio cristiano y la resurrección. Con respecto al segundo elemento, plantea que en la mayoría de las historias de la Armenia Medieval, el horror de la historia del pueblo es definido como un "Juicio" de Dios, un juicio que no quiebra la relación Dios-hombre; los pecados (del hombre, del pueblo) son utilizados para "explicar" los sufrimientos infligidos por la historia y llevar a cabo la "reconciliación". De esta manera, para los armenios cristianos la historia no se presentaba como una manifestación de la fuerza bruta y la violencia sino que era un aspecto de la Providencia. Su sufrimiento derivaba del pecado, el pueblo armenio había sido castigado por Dios como consecuencia de sus pecados. Por lo tanto, la oración y la virtud, se presentaban ante el pecador como medios para su salvación y para así buscar elevarse por encima de la historia.
Cuando a mediados del siglo xix ser un "buen armenio" ya no implicaba necesariamente pertenecer a la Iglesia Apostólica Armenia, los conceptos tradicionales cristianos utilizados como defensas ante los horrores de la historia perdieron su valor ante el surgimiento del "nacionalismo" armenio. Esta corriente llegada desde Europa planteó un optimismo antropocéntrico que impulsó a una nueva intelectualidad hacia una política de tono secular. Las generaciones que abogaron por el desarrollo de la conciencia nacional, principalmente a través de la labor de "despertar" al pueblo de la pasividad y resignación con que enfrentaba su realidad día a día, a lo largo de siglos de impasibilidad ante el sufrimiento, iniciaron el camino de la moderna intelectualidad armenia. Sin embargo, a comienzos del siglo xx el horror del Genocidio Armenio marcó con violencia su postrero desarrollo.
La confusión de creencias y valores nacidas del impacto del Genocidio plantearon un desafío casi infranqueable para los sobrevivientes de extraerle un sentido a la pena colectiva. Y fue dentro de esta confusión que tuvo lugar una nueva e imperante necesidad de reinterpretar la identidad del ser armenio.
Nos vemos en la necesidad de aclarar en qué sentido abordaremos el concepto de "mártir" porque generalmente se asocia al mártir con una persona que muere por la religión. Descartamos que Charénts haya muerto por su fe religiosa. Algunos estudiosos, entre los que podemos citar a Leornardo Alishán6, consideran erróneo aplicar tal calificativo a Charénts. Incluso, hacen extensivo ello a la gran cantidad de escritores e intelectuales armenios víctimas del Genocidio. Su principal argumento es que, como representantes de la moderna intelectualidad secular armenia, fueron víctimas pero no murieron como "testigos" de Dios.
Nosotros hemos considerado al término "mártir" en su sentido más amplio, como el de "persona que voluntariamente padece muerte como pena por su testimonio y por rehusarse a rechazar su religión o un dogma, principio o credo y su práctica". 7 Ahora bien, si descartamos que Charénts haya muerto por su fe religiosa, ¿cuál sería el principio o credo que, según la definición anunciada, nos permitiría plantear el tema de nuestra investigación como hipótesis de estudio? Dicho principio sería su concepción del Arte como elemento capaz de redimir la aflicción. Por lo tanto, intentaremos demostrar si es posible considerar a Eghishé Charénts como un poeta mártir que voluntariamente padeció muerte como pena por su testimonio de que el artista, libre de fórmulas y ataduras, puede siendo testigo (de su tiempo) y elaborando el dolor (de su tiempo) cumplir con la misión de concebir al Arte como elemento capaz de redimir la aflicción, trascendiendo el tiempo histórico.
Habiendo planteado la hipótesis de investigación resta establecer qué aspectos de la obra de Eghishé Charénts analizaremos para desarrollar el tema. El primer aspecto a considerar es del Poeta como Testigo (de su tiempo), como persona que ha presenciado algo y da testimonio de ello (Testigo de la Tragedia Armenia). El segundo punto de exposición es su Sentido de Misión, es decir, la exploración de su tiempo y la asunción por parte de Charénts de su concepción del Arte como elemento capaz de redimir la aflicción. Por último, no podemos dejar de considerar al tema de la muerte del poeta, a la visión de su muerte. Para ilustrar el análisis de los contenidos de estos aspectos hemos recurrido a los poemas de Charénts y a extractos de sus escritos, abordándolos como crónicas del apercibimiento de sus experiencias dentro del contexto histórico-cultural que le tocó vivir. En gran parte, hemos recurrido a las traducciones de Diana Der Hovanessián y Marzbed Margossián8. El uso de otras traducciones ha sido indicado en una nota al pie de página. En casos muy específicos, como ya lo hemos anunciado precedentemente, hemos contado con la traducción directa del armenio realizada por el profesor Vartán Matiossián, especialmente para este trabajo.
Si bien los tres aspectos planteados están intrínsecamente ligados el uno con el otro, podemos llegar a establecer ciertas diferencias que tienen que ver con el crecimiento y madurez intelectual y emocional del poeta. Es por ello que los hemos considerado en un desarrollo cronólogico sucesivo. Quedarán para futuros trabajos análisis más puntuales y detallados. Del análisis de estos aspectos procuraremos extraer nuestras propias conclusiones en relación al tema de nuestra investigación.
1 Acta de los Mártires
2 Acta de los Mártires
3 VON RUDLOFF, León: Breve Teología para Laicos (Buenos Aires: Club de Lectores, 1989), pág.145
4 HADJIAN, Bedrós: Grandes Figuras de la Cultura Armenia (Siglos V-X), traducción, notas y apéndice Vartán Matiossián (Buenos Aires: Armengraf, 1987), pág. 32
5 Leonardo P. Alishan: "Crucifixion Without "The Cross": The Impact of the Genocide on Armenian Literature", en Armenian Review, Spring 1985, vol. 38, N° 1-149 (Boston: Armenian Review, 1989) págs.27-50
6 Leonardo P. Alishan: "Crucifixion Without "The Cross": The Impact of the Genocide on Armenian Literature", en Armenian Review, Spring 1985, vol. 38, N° 1-149 (Boston: Armenian Review, 1989), pág. 47
7 Webster´s Third New International Dictionary
8 CHARENTS, Eghishe: Across Two Worlds Selected Prose of Eghishe Charents, traducida por Jack Antreassian y Marzbed Margossian (New York: Ashod Press, 1985); CHARENTS, Eghishé, Land of Fire. Selected Poems, editado y traducido por Diana Der Hovanessian y Marzbed Margossian (New York:Ann Arbor: Ardis Publishers, 1986)
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Paola Raffetta e-ditora |