Transoxiana 11 - Julio 2006 |
El presente volumen de A. Soudavar continúa con la serie Biblioteca Iranica, de la editorial Mazda Publishers, constituyendo su número diez. Se trata de un libro donde la base fundamental para el sostenimiento de las afirmaciones de su autor se encuentra en una profusa consulta y análisis de la iconografía relacionada con los periodos culturales iranios de las dinastías aqueménida, sasánida y árabes. Este hecho nos conduce a poder definir este libro como un estudio de la iconografía irania antigua en relación con la forma en que la monarquía expresaba la idea de legitimidad a través suyo. El concepto que ocupa un lugar central a lo largo de toda la investigación del autor es el de farr-e izadi (persa antiguo khvarnah), traducido comúnmente como "gloria divina" aunque se atiende a los matices variados que dicha palabra tiene en el contexto político y religioso iranio antiguo. La dificultad para sintetizar y atrapar no sólo la definición de este concepto, sino también sus concreciones prácticas en la política y la religión irania quedan evidenciadas a lo largo del estudio de Soudavar, ya que se aprecia la constante evolución que esta idea de "gloria divina" manifiesta; a lo que debemos sumar la interacción de elementos externos que influyen necesariamente en su transformación y en la adopción de los modelos iconográficos en los que se centra el autor. El resultado de todo ello es un interesante libro, ameno de leer, con un abundante corpus de imágenes (126 ilustraciones), de muy variada procedencia, no sólo en lo que se refiere a su adscripción cultural (aqueménida, sasánida, árabe, egipcia, etc.), sino también porque muchas de ellas forman parte de colecciones particulares de difícil conocimiento general. Tras la lectura de The Aura of Kings, es posible tener una visión global de lo interrelacionada que se encontraba la ideología política entre las diferentes dinastías iranias que establecieron sus imperios antes de la llegada de los árabes a la zona, y la pervivencia que en éstas tuvieron dichas ideas.
Soudavar aborda sin complejos una serie de elementos a lo largo de su trabajo que resultan, cuanto menos, delicados y enmarcados dentro de una cierta controversia en el ámbito de estudio de la Iranología. A la hora de realizar interpretaciones sobre lo que puede estar significando una determinada representación iconográfica, mucho más cuanto ésta se encuentra dentro de un contexto de propaganda política, como son todas las representaciones reales persas antiguas, resulta determinante cuál es el posicionamiento de partida que adopta el autor, y en este caso, comprobamos cómo Soudavar deja claros cuáles son sus puntos de partida. El autor se muestra partidario de aceptar la cronología corta para la figura y actuación de Zoroastro ("since Zoroaster's reforms are datable to circa 588 BC" p. 96), con lo que parece resolver en una frase un tema de debate extremadamente controvertido. En esta cuestión parece seguir la última aportación de G. Gnoli (Zoroaster in History, New York, 2000; recientemente renovada en su artículo "Agathias and the date of Zoroaster" en Transoxiana Ērān ud Anērān. 2003, en línea: www.transoxiana.org/Eran/Articles/gnoli.html), y se posiciona en la línea de I. Gershevitch o J. Varenne, partidarios de una datación en torno a los siglos VII-VI a.C. No obstante, Soudavar no parece participar de toda la polémica que trae aparejada la cuestión de la contemporaneidad de Zoroastro con Ciro, de cara a sostener posteriormente la forma en que el zoroastrismo se introdujo dentro de las estructuras del estado aqueménida en tan poco tiempo; y, tampoco es consciente de las contradicciones que esta datación supone en relación con los rasgos arcaizantes que están presentes en los textos sagrados de las Gathas. Más aún, no se hace eco tampoco de las más recientes voces que han comenzado a plantear las dudas razonables sobre la existencia real de Zoroastro como personaje histórico, como podemos consultar en la respuesta de J. Kellens al libro antes citado de G. Gnoli: "Zoroastre dans l'histoire ou dans le mythe? À propos du dernier livre de Gherardo Gnoli" Journal Asiatique, (2001), pp. 171-184. Junto con las limitaciones que puede provocar para una correcta interpretación, la posición que el autor manifieste hacia el estado de la cuestión en relación con la religión, que determina uno de los aspectos fundamentales de la ideología que quiere interpretar, también resulta llamativa la opción metodológica que realiza Soudavar, al establecer comparaciones de elementos iconográficos y conceptos políticos de forma un tanto ligera, entre etapas históricas tan dispares como puede ser el periodo aqueménida con el árabe, o el Egipto faraónico con la dinastía sasánida.
Más arriesgado y controvertido, pero a la vez interesante e innovador, es el esfuerzo que el autor realiza para conferir un protagonismo particular a la figura del dios Mithra en el desarrollo de toda la ideología real irania antigua y, en particular, por su relación con el concepto de khvarnah. Para ello, Soudavar no se limita a la interpretación de la iconografía, aunque ésta ocupa un lugar importante y en algunos casos, envuelta en cierta controversia, sino que también cita el considerable corpus de textos avésticos en los que Mithra es nombrado como garante y custodio de la khvarnah. Sin embargo, nos llama enormemente la atención que en un trabajo tan actual y de tan amplia documentación como es éste, la edición con la que se ha trabajado sea la ya antigua y bastante poco recomendada traducción de la colección de L. H. Mills Sacred Books of the East, 1898, extraída de la edición en línea de la página http:www.avesta.org. Este hecho nos resulta relevante dado que por una parte, el libro pretende ser un estudio serio sobre la ideología real irania desde una perspectiva religiosa, y por tanto el autor debería manejar otras ediciones más actualizadas en inglés de los textos avésticos. Por otra parte, dado que Soudavar es iraní, se podría presuponer un conocimiento directo del avéstico, como para poder citar directamente algunos de estos pasajes, como podemos encontrar en otro estudio de la misma colección realizado por J. Kellens, Essays on Zarathustra and Zoroastrianism, Costa Mesa, 2000.
Para seguir en la línea del papel realizado por Mithra en el desarrollo de la iconografía real irania, es significativo que el autor establezca el inicio de este protagonismo justamente en un periodo en el que, lamentablemente, carecemos de datos suficientes para reconstruir no sólo cualquier elemento relacionado con el culto de Mithra, sino incluso sobre la propia religión irania. De esta manera, Soudavar se hace eco de la hipótesis de A.D. Bivar sobre la existencia de un mitraísmo esotérico pre-zoroastriano que habría ejercido un protagonismo muy importante en la monarquía meda y que habría dejado sus huellas iconográficas en la presencia del símbolo del disco alado. No es éste el lugar para rebatir a A.D. Bivar, sin embargo, resulta curioso que el fundamento para tal carácter esotérico se encuentre apoyado no en los datos que se disponen para esta época, sino por menciones indirectas aparecidas en el himno religioso del Mihr Yasht, fechado en torno al siglo V a.C. La insistencia con la que el autor recurre a la identificación mitraica de dos símbolos como son el disco solar (p. 20) y el loto (p. 54), es, en algunas ocasiones, excesivamente repetitiva y en algunos casos un tanto ligera; llamándonos la atención que ante el interés por identificar la presencia del loto en los relieves sasánidas vinculados con la representación de Mithra, el autor no se haya hecho eco del artículo de referencia en esa cuestión realizado por M.L. Carter "Mithra on the Lotus" Acta Iranica 21 (1981), pp. 74-98; especialmente porque sí parece haber consultado tal publicación como se aprecia por otras referencias bibliográficas. Resulta llamativa la identificación directa que se establece entre las representaciones de figuras leoninas y un supuesto carácter mitraico de las mismas (p. 75 y 111). Por un lado, por el proceso a través del cual llega a esa conclusión, puesto que todo surge de la analogía de ambas entidades con el astro solar, continuando en este proceso los ejemplos que establece Bivar en su libro The Personalities of Mithra, New York, 1998, p. 32. Todo esto lo lleva al extremo de comenzar a encontrar referencias mitraicas en cualquier objeto que represente a estas figuras, como le ocurre en la p. 111, donde Soudavar establece una delicada afirmación al sostener que la representación de un león, una flor solar y un loto en unos relieves del siglo VI-V a.C. son la prueba que confirmaría la presencia de un mitraísmo esotérico también en Grecia. Siguiendo este razonamiento, podríamos hallarnos ante la explicación de las representaciones leoninas en los mitreos occidentales, ya que se trataría simplemente de representaciones del propio Mitra. Sin embargo, los argumentos que utilizan tanto Soudavar como Bivar para sostener tal identificación son extremadamente débiles, puesto que salvo en el contexto de la mitología armenia, no existen referencias explícitas que pongan en relación con Mithra a ningún león.
En conjunto, el estudio de Soudavar resulta enormemente útil para acceder a una visión general de los elementos iconográficos que participaron en el proceso de consolidación de una ideología real entre las diferentes dinastías iranias. Es significativo el papel desempeñado por la religión en este episodio si partimos de la idea de que entre las tribus iranias en movimiento por la región de Asia Central desde finales del segundo milenio la idea de monarquía no se encontraba especialmente consolidada y desarrollada. Fue a partir de la entrada en contacto con los grandes estados de la zona, Asiria, Elam, Egipto, etc. cuando la realeza aqueménida pudo establecer unos puntos de referencia, que luego serían utilizados y adaptados por la dinastía sasánida en su afán por consolidar su ascenso al poder como sucesores de los arsácidas.
En esta, su más reciente obra, la autora destaca que los líderes de las Repúblicas Centrales Asiáticas han resistido los pedidos de la comunidad internacional de realizar reformas políticas, aunque señala que este es un elemento particularmente común en países con abundantes recursos energéticos.
Actualmente las perspectivas de nuevos Estados fallidos en Asia Central es mayor que antes de S-11, si bien los analistas divergen sobre las perspectivas de reforma en varios de estos Estados: para algunos son más favorables que antes de esa fecha, para otros son aún menos probables. Martha Brill Olcott analiza los diversos aspectos de la realidad de estas cinco repúblicas y arriba a valiosas conclusiones al respecto.
La creciente presencia militar de EE.UU. en la región, combinada con la disposición de Washington de aportar ayuda económica estaba destinada a poner en marcha los procesos de reforma. Hasta el momento los resultados guardan relación con la modalidad previa de los regímenes de gobierno, con el grado de compromiso internacional antes y después de S-11 y las decisiones de las elites a cargo de los respectivos países que permanecen en la actualidad parcialmente interdependientes. A pesar de lo mucho en común, las rivalidades en Asia Central también permanecen, y cada Estado se ha preocupado por crear una identidad internacional diferente de la de cada uno de sus vecinos, llegando a interrumpir actividades comerciales que podrían redundar en beneficio mutuo.
Paralelamente con la presencia de EE.UU., la percepción de amenaza respecto de Moscú ha disminuido -o se ha redefinido- mientras se observa influencia de China, Irán, Turquía, India, Pakistán. Se observan otros actores como Israel -impulsado por Washington-, empresarios coreanos, japoneses, de otros Estados del golfo Pérsico, de Europa occidental –Estados y también organizaciones como la OSCE- y numerosas instituciones financieras internacionales.
En general, las iniciativas se han volcado a lo relativo a la riqueza minera de estas repúblicas -a los hidrocarburos debe sumarse la presencia de oro y hasta uranio- y a la reconstrucción de milenarias rutas comerciales o al trazado de otras nuevas.
En el capítulo 7, Martha Brill Olcott desarrolla variadas teorías sobre qué espera a la región dados los múltiples problemas que la afectan. A los internos se suma el incremento del tránsito de drogas proveniente de Afganistán y el combate al terrorismo y extremismo islámicos. Esta última batalla parece más ligada a estrategias mentales/intelectuales que a las que se pueden desarrollar en las ciudades de Asia Central. Nuevamente la posición de cooperación entre los principales actores internacionales EE.UU., China y Rusia aparece escasa de coordinación. EE.UU. aparece menos dispuesto a participar que en otros escenarios, Rusia intenta lograrlo a través de la Comunidad de Estados Independientes y China -con Rusia- a través de la Organización de Cooperación de Shanghai. Los Estados de Asia Central no pueden lograrlo por sí solos. Es más, las actitudes de algunos de sus líderes parecen incrementar la amenaza terrorista facilitada por la inseguridad de las fronteras internacionales regionales.
El análisis de la realidad reciente de cada una de las Repúblicas, de las últimas decisiones adoptadas por EE.UU. y cómo las afectan, así como una creciente participación de Rusia dan a Asia Central la posibilidad de generar nuevos equilibrios.
En este excelente libro la autora documenta prolijamente sus afirmaciones y desprende de ellas amplias y variadas conclusiones. Una de ellas es que los problemas de la región no se pueden resolver sin iniciativas de los líderes de la propia Asia Central. Lamentablemente ninguno en el interior de la región o fuera de ella ha hecho de esa decisión una prioridad.
Este libro es una selección del abundante material de divulgación y didáctico elaborado por el Prof. Nadir Devlet, de la Universidad Yeditepe -Estambul-, con el objetivo de aportar elementos de interés a los lectores interesados en las relaciones políticas, de seguridad, históricas, culturales y de relaciones internacionales de los pueblos turcomanos.
La primera parte compila sus artículos más recientes sobre política. En el primero de ellos, "Política energética de Turquía en la próxima década", Nadir Devlet profundiza la situación de los hidrocarburos y otras fuentes de energía en su país así como las rutas de tránsito a través del mismo y las ventajas y dificultades que ofrecen las mismas. En "Fuentes de crisis en el Cáucaso, Asia Central, del Sur y Oriental y efectos en la seguridad de Turquía" el autor devela los pormenores de las situaciones de conflicto que debe prever y sortear o resolver el gobierno turco. Como complemento de la cuestión política, el Dr. Devlet informa sobre el conflicto de intereses entre EE.UU., UE y Turquía en el Cáucaso, la situación de Tatarstán y otras regiones autónomas dentro de la Federación de Rusia y de la Comunidad de Estados Independientes así como las perspectivas y realidades del mundo turco en general y de Turquía en particular.
La segunda parte, Historia, se refiere a la relación de India con los turcos de Anatolia y Asia Central pero con mucho más detalle a la región "Ural-Volga" en el siglo XX, región esta sobre la cual el material público es escaso. En este caso el análisis se aboca a los orígenes del movimiento jadidista, al despertar de la conciencia nacional entre los pueblos trucos de Rusia –previo a las revoluciones de 1917-, al Comisariato Central Musulmán 1918-1919, al renacimiento islámico en la región Ural-Volga, a la evolución de los mencionados pueblos luego del Glasnost de Gorbachov para detenerse en la actualidad a través de su estudio sobre los tártaros de Kazan.
La tercera parte, Cultura, desentraña la cuestión de la identidad nacional, tanto como consecuencia de la disolución de la Unión Soviética como en lo relacionado con la evolución de los estudios sobre los turcos en Turquía.
La cuarta parte, Biografías, incluye a los personajes históricos que contribuyeron a la cultura de sus respectivas naciones: Nikolai Charykov (1855-1930), embajador de Rusia en el Imperio Otomano que fortaleció las relaciones entre ambos Estados y promovió la libre navegación de buques rusos a través de los Estrechos Bósforo-Dardanelos; Bekir Sydky Chobanzade (1893-1939), lingüista y poeta de origen tártaro en Crimea y promotor del uso del alfabeto latino en el idioma turco-tártaro; Mir Yakup Dulatov (1885-1935), poeta, periodista y escritor kazako impregnado de ideas antizaristas; Boris Andreevich Dorn (1805-1881), primer profesor europeo en estudiar el idioma afgano-pushtu y la Historia afgana; Abdullah Bubi (1871-1922), teólogo, maestro y escritor modernista tártaro -radicado principalmente en Egipto- cuyos esfuerzos se abocaron a reconciliar al Islam con la cultura europea contemporánea; Musa Jarullah Bigi (1875-1949), teólogo, escritor y político musulmán de origen tártaro de la región del Volga, autor de numerosos libros y Alimjan Barudi (1857-1921), fundador de numerosas escuelas religiosas entre las que se cuenta Muhammediye, el mayor establecimiento educacional en toda Rusia.
La quinta y última parte, Reportes, está compuesta por artículos periodísticos focalizados en cuestiones de gran importancia como la Cumbre de la Organización de Cooperación Económica -Turquía, Irán, Afganistán, Pakistán, Azerbaiján, Kazajstán, Kyrgyzstán, Tadjikistán, Uzbekistán y Turkmenistán-, destinada a facilitar la cooperación económica entre sus miembros, de la Organización de Cooperación del Mar Negro o las sucesivas Cumbres de países turcófonos. También incluye documentos sobre las dificultades de la ISAF de la ONU en sus esfuerzos de pacificar Afganistán durante la dirección de Turquía, los debates sobre la participación de Estambul en la Guerra en Irak, las relaciones con Uzbekistán y Turkmenistán así como los remezones políticos en su país, entre otros artículos de gran valor informativo e histórico.
El Dr. Nadir Devlet –autor de Empires in Eurasia. From Chingiz Khan to 20th Century (2002), texto ya comentado en una edición previa de Transoxiana-, vuelve a acercarnos la realidad del mundo turcomano en forma clara, concisa y didáctica.
Contenidos: Prefacio (p.9), Introducción (p.11), I. Testimonios grecorromanos: I.a. El Brahmanismo (p.13), I.b. El Budismo (p.32); II. Testimonios indios: II.1. Testimonios epigráficos: II.1.a. Las inscripciones griegas del emperador indio Ashoka (p.43), II.1.b. Las inscripciones de Nasik, Junnar y Karli (p.63), II.2. Testimonios filosófico-literarios: II.2.a. El reino indogriego de Bactria (p.69), II.2.b. El Milindapañha (p.71); II.3. Testimonios artísticos: El arte grecorromano-budista de Gandhāra (p.79), II.4. Testimonios numismáticos: Las monedas del reino indogriego y del imperio Kushana (p.89); III. Consideraciones finales (p.97); IV. Apéndice: Budismo y Medioevo (p.101); V. Bibliografía (p.115); VI. Ilustraciones (p.125)
Budismo y mundo grecorromano es un libro erudito escrito con gran claridad, destinado tanto al especialista como al público interesado en la relación oriente-occidente en la antigüedad clásica
La autora propone una investigación sobre los interrogantes que plantea la difusión del Budismo en Occidente durante la Antigüedad. "A la pregunta sobre la época en que el mundo grecolatino y el Budismo entraron en contacto, reesponden de manera diferente las fuentes orientales y las occidentales. Las primeras indican al siglo III AC durante el cual el emperador indio Ashoka inició su obra de difusión del Budismo; las segundas, en cambio, no registran mención alguna del Budismo hasta séis siglos después, esto es, hacia el 200 de nuestra era. (...) No es que el Occidente no se haya interesado por ningún sistema indio ya que su silencio se limitó al Budismo. El Brahmanismo, en cambio, atrajo y monopolizó su atención durante casi diez siglos." (p.11)
La autora, al citar los textos contemporáneos y posteriores, ofrece las versiones en sus idiomas originales (griego, sánscrito -trasliterado-, latín e italiano) junto con una traducción al español de las mismas. Las traducciones de los textos citados aparecen en forma de notas al final del capítulo, lo que puede incomodar la lectura simultánea. Notas al pie de página podrían haber hecho más cómoda la lectura. En algunos pocos casos las citas en lenguas extranjeras no están traducidas, y la autora refiere al lector a publicaciones previas. Afortunadamente, son muy pocos los fragmentos que se presentan sin traducción.
Heródoto y Ctesias son referidos, así como los cronistas de Alejandro, Megásthenes, San Hipólito, Palladio de Galacia y Clemente de Alejandría son contrastados con fuentes indias, entre las cuales encontramos las Upanishads y el Bhagavad Gita, para dar un marco a la información cruzada entre Oriente y Occidente al respecto de las creencias y tradiciones brahmánicas.
La segunda parte encara los testimonios indios dejados por Ashoka Maurya (mediados del siglo III AC) en territorio del actual Afganistán, especialmente los edictos XII y XIII en su versión griega, que son reproducidos en el texto, comparando además las cuatro versiones de los mismos. El edicto XIII hace referencia al momento posterior a la batalla de Kalinga y a la conversión de Ashoka al Budismo. "Este edicto es también un importante documento histórico de la difusión del Budismo en Occidente, porque en él se mencionan los reinos extranjeros occidentales por donde el mensaje budista debía ser difundido: los dominios de Antiyoga (Antiocos II Theos de Siria), Tulamaya (Ptolomeo II Filadelfo de Egipto), Antekina (Antígono Gonatas de Macedonia), Maka (Magas de Cirene) y Alikasadura (Alejandro de Epiro)." (p.58) Los textos estan destinados a los colonos griegos, y los conceptos vertidos en el edicto aparecen como una "interpretación a la griega de las doctrinas de Ashoka" (p.59). También son tratadas las inscripciones aparecidas en territorio indio, donde personajes identificados como "yavanas" o "yonakas" (griegos) donan a templos budistas. Estos restos epigráficos se corresponden con la evidencia arqueológica de asentamientos griegos y romanos.
El capítulo II, "Testimonios filosófico-literarios" versa sobre el Reino Indogriego de Bactria, el Rey Menandro y el Milindapañha, diálogo entre el monje budista Nagasena y un rey griego, Milinda (Menandro), en presencia de 500 "yonakas" (griegos). La autora presenta una serie de evidencias que sostienen la tesis de que el Milindapañha es un texto compuesto especialmente para el público indogriego.
El capítulo III, "Testimonios artísticos" versa sobre el arte grecorromano-budista de Gandhara, el Imperio Kushana, el sugimiento de la imagen de Buda y las figuras de Maitreya y los Boddhisattvas. Las descripciones de las imágenes son ilustradas por una colección de reproducciones fotográficas.
El capítulo IV, "Testimonios Numismáticos", trata sobre las monedas grecobactrias, indogriegas y kushanas, también ilustradas con reproducciones que encontramos en el apéndice.
Las Consideraciones Finales reflejan el "haber documentado con documentación profusa proveniente de la India, que el mundo grecorromano -a pesar de su silencio- ha tenido contacto con el Budismo, por lo menos desde el siglo III AC." (p.97)
El apéndice "Budismo y Medioevo" refiere las obras y escritos de antiguos viajeros al Asia Oriental: Carpini, de Rubruck y especialmente Marco Polo. El relato de Marco Polo tiene enorme importancia para el estudio del encuentro entre el Budismo y Occidente, ya que "contiene, aunque de una manera sintética, la primera biografía occidental de Buda" (p.105). Completan la obra nueve páginas de bibliografía, fuentes indias, griegas y latinas, y más de 30 ilustraciones.
Rosalía Vofchuk es autora del artículo Primeros diálogos entre el Budismo y Occidente. La diversidad en los testimonios, publicado en Transoxiana 9, diciembre de 2004. Especial India Sagrada.