Transoxiana 8 - Junio 2004 |
Lanham Maryland and London. Scarecrow Press, 2004.
ISBN 0-8180-4868-6, 416 pp.
Este pequeño Estado de Asia Central es actualmente uno de los más importantes pivotes geopolíticos del continente. Una prueba de ello es la presencia -a través de bases militares- de la Federación de Rusia, de China y de la coalición contra el terrorismo dirigida por EE.UU. Desde mayo 2003 Kirguizstán es parte de la flamante Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO), estructura político-militar eurasiática liderada por Rusia, que posee fuerzas de desplazamiento rápido en la región. Rusia inauguró en octubre de ese año una nueva base en Kyrgyzstan, Kant, a 30 Km. de la capital nacional y de la base aérea Peter Ganci en el aeropuerto internacional Manas.
El gobierno de Kyrgyzstan indicó que el fortalecimiento de su cooperación con la OTAN se suma a su pertenencia al CSTO y también a la Organización de Cooperación de Shanghai -de la cual la R.P. China es parte-. Como consecuencia, Kyrgyzstan es la segunda república de la CEI, después de Georgia, que cuenta con efectivos de OTAN y Federación de Rusia estacionados en forma contigua. Si bien el gobierno de Kyrgyzstan destaca que Kant pertenece al CSTO y no a la FR y que la base aérea Peter Ganci responde a la coalición contra el terrorismo -de la que la FR también es parte- y no es exclusivamente una base de EE.UU. o de la OTAN, los tres mayores poderes están introduciendo fuerzas militares en el país.
Existe una convergencia de intereses vitales en Asia Central para China, la Federación de Rusia y EE.UU., puesto que estas potencias desean eliminar la amenaza continua -y contigua- del terrorismo. La existencia de ambas bases aéreas en Kyrgyzstan puede ser una señal de que EE.UU. y la Federación estarían llegado a una división de responsabilidades en la región. Existe margen para una cooperación “pragmática” entre las tres potencias mencionadas, lo que no impide que se observen con mucha atención. Muchos expertos locales consideran que la rivalidad entre EE.UU. y Rusia por influencia en Asia Central se intensificará y obligará a Kyrgyzstan a realizar una elección geopolítica. Abundan los mensajes que afirman que ambas bases son competidoras geopolíticas y también los que señalan que son complementarias en sus respectivas misiones.
Toda esta actividad afecta la vida del Estado respecto de sus vecinos. Alianzas y enemistades históricas surgidas de los ricos acuíferos que la distinguen de los desiertos que en su mayor parte la rodean, de su rol en la milenaria Ruta de la Seda y de los imperios que tuvieron en Asia Central el espacio desde el cual irradiaron, así como del trazado de sus límites -hoy internacionales-, no son circunstancias ajenas a la vida cotidiana del país.
Los recientes desarrollos también afectan la vida interna nacional. La sociedad kyrgyz está conformada por clanes cuya historia tampoco es reciente y que pujan por un lugar en el Estado y en su gobierno.
Rafis Abazov nos permite en este Historical Dictionary of Kyrgyzstan profundizar en el desarrollo histórico del país y por ende de su región contigua. Sin descuidar la antigüedad nacional, esta obra dedica una particular atención a la evolución histórica del Kyrgyzstan de la última década, ya independiente de la URSS.
Este libro es un referente indispensable para quienes desean profundizar en la historia hasta hace poco “olvidada” de Asia Central y también para quienes hacen de la región su objeto de estudio. La importante bibliografía que contiene es un valioso auxiliar para los lectores que deseen obtener recursos y materiales en áreas especiales de análisis.
Su autor es un reconocido analista de amplísima trayectoria en relación con Asia Central que le ha valido ser invitado -entre otras instituciones- por el Harriman Institute, Columbia University -New York-; La Trobe University -Australia-; el Institute of Advanced Studies de la United Nations University, -Tokyo, Japón- y la OTAN.
El Doctor Rafis Abazov, es autor de The Formation of Post-Soviet International Politics in Kazakhstan, Kyrgyzstan and Uzbekistan (1999), the Freedom House report on Kyrgyzstan (2002 y 2003) y entre otras contribuciones se encuentra su artículo ‘Building fortress Kazakhstan’ en el Brassey’s Eurasian Security Yearbook (2002) además de numerosísimos aportes en su área de investigación.
El autor ha ocupado posiciones relevantes en editoriales y cuerpos consultivos en su país, Kyrgyzstan. Sus áreas de investigación han incluido las transformaciones políticas, sociales y económicas así como el diseño de la política exterior de las Repúblicas Centrales Asiática y de la Comunidad de Estados Independientes, que, aplicadas a Kyrgyzstan podemos apreciar en este Historical Dictionary of Kyrgyzstan.
Texas A&M University Press
EE.UU. 2003. Pp. 319.
Sharon Hudgins narra en este libro sus impresiones sobre los hechos cotidianos de la nueva Rusia en un momento muy especial -el período 1993 a 1995- y en una región aún hoy poco conocida: Siberia y el Lejano Oriente ruso. Especialista en estudios de Este europeo y URSS y en relaciones estratégicas EE.UU.-URSS- y escritora de viajes, costumbres y comidas, dictó cursos en Vladivostok e Irkutsk, oportunidad que aprovechó para introducirse en los aspectos sociales, culturales, históricos y económicos que subyacían bajo las reformas vertiginosas de la primera etapa post-soviética. La pervivencia o afloramiento de modalidades previas a las revoluciones de 1917, la fuerte influencia de la etapa soviética y la apertura posterior a su disgregación, produjeron un amalgama que la autora describe con gran agudeza.
Las profundas diferencias geográficas y psicológicas entre ambas Rusias -al este y oeste de los montes Urales-, y que hacen que los habitantes se identifiquen primero con lugares específicos de la Federación y solo en segundo término con la nación en su conjunto, se evidencian ya con el título de este libro. Su lectura nos lleva a apreciar las numerosas divisiones geográficas, políticas, étnicas, culturales y psicológicas en la misma Siberia, diferencias raramente percibidas o consideradas en Occidente.
Su principal interés se focalizó en las actitudes de los siberianos ante las transformaciones causadas por el colapso de la URSS. En esos tiempos de incertidumbre, el temor hacía que la mayoría de ellos prefirieran reservar sus opiniones o expresarlas en privado..
Vladivostok (ciudad "cerrada" entre 1948 y 1992) es definida como una de las grandes metrópolis de Rusia asiática, de gran vitalidad pero también con grandes contrastes que no la diferencian de otras villas y aldeas de la región. Su distancia a Moscú -no solo física- es ilustrada en numerosas ocasiones, resultando interesante el análisis del impacto y reacción locales ante los hechos de octubre 1993 que culminaron con el ataque gubernamental al Parlamento nacional.
La ruta del ferrocarril Transiberiano entre el océano Pacífico e Irkutsk, que Hudgins debió recorrer en repetidas ocasiones, es otra oportunidad que la autora no desaprovechó para sumergirse en el mundo siberiano, las características de los pueblos así como la de sus eventuales compañeros de viaje. Las precarias condiciones de viaje por este medio aportaban entonces más seguridad que la posibilidad de viajes aéreos en una etapa en que se registraron muchos accidentes de Aeroflot a tal punto que llegó a viajar en tren con pilotos de esa aerolínea "cuando pilotos comienzan a tomar trenes....".
También es ilustrativa la narración de los modos de vida y tradiciones de la región cuyo centro es el lago Baikal así como la de los buriats y su República (budista y ortodoxa por conversión, pero principalmente shamanista).
La autora reserva un capítulo a fiestas y festivales. Su activa participación en ellas junto con su esposo -también profesor- da lugar a numerosas anécdotas que permiten conocer a fondo las modalidades e idiosincrasias de los diferentes pueblos, sus dificultades y la pervivencia de antiguas costumbres.
En el capítulo "School Days" Sharon Hudgins señala las profundas diferencias culturales y del sistema educativo, resultando la más notoria el subyacente espíritu comunitario -que considera un legado de la gestión soviética-, que supera al individualismo que caracteriza a Occidente. Desde el punto de vista educativo resulta difícil evaluar a alumnos universitarios que naturalmente comparten respuestas en sus exámenes o plagian sus monografías o tesis.
La autora cierra este libro describiendo la situación actual de la región cuyas metamorfosis contempló hace una década.
Ameno, dinámico y ágil, este libro complementa los usuales textos que dan cuenta en forma más específica de las mutaciones y permanencias en esa región tan ignorada aún en estos días.
Las convulsiones que se produjeron del Turkestán, que en el siglo XVIII fue anexado al imperio ruso, cuando se dieron las condiciones para el retorno del área a la hegemonía rusa en forma soviética en las dos primeras décadas del siglo XX, son el objeto de análisis de este libro.
Esta investigación surge de la necesidad de contrastar fuentes historiográficas a fin de comprobar la similitud de procesos regionales en dos momentos de crisis regionales: la desaparición del régimen zarista en Asia Central (1917-1920) y la desintegración de la URSS (1991). Muchos de los temas y conflictos actuales ya estaban presentes en la resistencia al avance del Ejército Rojo.
Marco Buttino se abocó principalmente al estudio de tres situaciones: Tashkent como capital de la administración y de las fuerzas militares imperiales; la región de Semireche donde la población nativa nómade o seminómade observa el arribo de importantes contingentes de colonos eslavos y por último la región del valle de Fergana como centro de los cultivos de algodón necesarios para la industria textil rusa.
La tendencia al nacionalismo musulmán en Tashkent en 1917 fue una respuesta que se enfrentó a la “amenaza rusa” que sostenía que todo el poder debía pasara a los soviets y cuyos medios incluirían de ser necesario -y lo fue- las armas. Este proceso terminó excluyendo a los musulmanes.
La llegada de colonos rusos a la fértil región de Semireche compitió con el modo de vida nómade de sus habitantes generando una competencia ecológica que redundó en pérdida de los ambientes naturales de los últimos y la condena de ellos al hambre y la desaparición de cerca de la mitad de la población autóctona.
En Fergana la crisis del imperio zarista se vio acompañada del surgimiento de elites armadas rusas y armenias, muy preocupadas por su escaso peso numérico ante la gran masa musulmana del valle que pronto comienza a armarse. Serán los “basmachis” (bandidos) quienes encarnen la resistencia armada al avance soviético.
Finalmente la instauración del régimen soviético -mediante la violencia y el control sobre la administración civil y militar- marginará y destruirá la cultura local.
Independientemente del análisis de estas tres situaciones, el autor señala que en diverso grado los hechos se repitieron en el resto del naciente territorio soviético.
Por otra parte, la formación de repúblicas y ciudades autónomas y de gobernantes locales soviéticos pero con leyes propias eran procesos difícilmente controlables desde Moscú. Los procesos de apropiación del alimento –especialmente en etapas de hambrunas- solían poner en marcha disturbios y hasta guerras civiles que muchas veces no alcanzaron a definirse por la búsqueda de reconocimiento sino por la necesidad de ayuda o de alejar el peligro de la agresión armada.
A pesar de la simplicidad del discurso político, en lo territorial el ex imperio soviético estuvo dividido y fraccionado en muy numerosas autonomías de facto. De este modo sujetos diferentes, con lógicas, modalidades y objetivos diferentes, se repartían los territorios y sus recursos de una manera no siempre registrada en su verdadera magnitud desde el centro.
La construcción de la unidad política del imperio fue parte de una etapa posterior que contó con una fuerte campaña militar y con la formación de las instituciones centralizadas soviéticas.
No se escapa al autor que las similitudes entre ambos momentos históricos en Asia Central en particular y en la URSS en general, también pueden encontrarse en la crisis de Yugoslavia en la última década del siglo pasado: en todos los casos el punto de partida de las crisis es la legitimación de las instituciones del Estado y la construcción de un nuevo Estado en un clima de conflictos sociales y movilizaciones nacionalistas. Marco Buttino también señala notorias diferencias: la tendencia centrípeta de 1917 contrasta notablemente con la centrífuga de la década del 90. En esta última década también fue diferente la respuesta central: Belgrado intentó contener la tendencia mediante una fuerte acción militar, algo de lo que Moscú se abstuvo fuera de la propia Federación de Rusia.
El autor es Profesor de Historia Oriental en Turín y autor -entre otros estudios- de In fuga (2001) y Uomini in armi (2000).
Institute of Oriental Culture. (National Museum of Ethnology) University of Tokyo. IOC Discussion Papers No. 37.
Osaka.March 2004
La desaparición de la Unión Soviética produjo cambios sustanciales en las sociedades de Asia Central. Mucha bibliografía ha aparecido desde entonces y, puesto que los cambios siguen siendo vertiginosos, es probable que continúe editándose material en la búsqueda de explicación a los procesos actuales y fundamentalmente destinado a la posible evolución de estas sociedades.
Timur Dadabaev presenta en esta obra el resultado de sus estudios sobre la población de Uzbekistán. Los mismos están orientados hacia cómo la mayoría de esta población evalúa su propia situación y el proceso del cual es parte. Y es que, a pesar del mucho material disponible, es notoria la escasez de información sobre la situación social de Asia en general y de Asia Central en particular.
El autor ha indagado sobre las condiciones básicas de vida de los uzbekos -es decir, los residentes de esta República- y la percepción de dichos habitantes sobre dichas condiciones: situación socio-económica, puntos de vista sobre sus familias, sociedades, Estados y región en su conjunto. Sobre esta base la cuestión se amplía hacia si sus expectativas han variado respecto de las que sostuvieron en el pasado.
Este estudio se focaliza en tres aspectos. En primer lugar, etnicidad, regionalismo y localismo como principal forma de identificación entre los uzbekos. Esta distinción no es fácil pues cada una de estas identificaciones suelen coexistir en la misma persona o región. Además cualquiera de estos elementos ha resultado más fuerte que la identidad soviética. Por ejemplo: el tradicionalismo religioso fue preservado bajo la apariencia de rituales locales. Por otra parte el localismo no solo es visible en la vida social. Es importante en el proceso de movilización política de las élites. Otro valioso aporte del autor es su afirmación de que un tercio de la población considera a su comunidad local (mahalla) como una instancia de su identificación y respeta y sigue los consejos de los superiores o líderes de sus comunidades.
En segundo lugar, el ensamble de esta complejidad en el bienestar -actual y esperado- de la población y en la economía de las familias -ingreso familiar y gastos- a fin de evaluar las transiciones políticas y económicas que se están produciendo. En la percepción de los habitantes, es notorio el deterioro de los ingresos así como los standards de vida. El desempleo y la inequidad económica, las dificultades en el ámbito educativo –sumadas a la limitada opción de libros disponibles en comercios y de sus contenidos- hacen que la mayoría (91%) perciba a la familia como soporte psicológico y a la vez como elemento que aporta protección y sustento económico, pasando a ser la más importante unidad social.
Por último, el autor intenta establecer una correlación entre estas realidades con las aspiraciones públicas, esperanzas y confianza de la población para concluir en las posibilidades de desarrollo y democracia de los pueblos que integran esta República. En este caso, la sensación de inseguridad domina en la preocupación del habitante de Uzbekistán. En años recientes se está verificando el deterioro de la confianza intersocietal: terrorismo, conflictos, derechos humanos, crímenes, corrupción son los elementos más mencionados en las encuestas sobre índole de las amenazas percibidas.
Una de las conclusiones de Timur Dadabaev es que el deseo insatisfecho de un sistema político democrático más abierto, es parte de la poca confianza pública en las instituciones del Estado uzbeko.
Este comentario orienta sobre algunas tendencias observadas por el autor. Vale la pena un minucioso análisis de Post-Soviet Realities of Uzbekistani Society.